27/10/16

CON ALCIDES EN PLAYA GIRÓN
Durante una visita familiar a Playa Girón, provincia de Matanzas (Cuba), conocimos al Sr. Alcides Sarría Fish. Adviértase que el segundo apellido no es reclamo comercial, sino auténtico linaje de ascendiente, pues proviene este señor de haitianos, lo que nos coloca, por el lado idiomático, ante una auténtica herencia caribeña, donde los idiomas y trazas culturales cubren medio milenio de mixturas, lo cual no es de asombro para los que por el mar antillano residimos, sino cosa de todos los días.
Breve fue la conversación con Alcides, aunque sin prisas. Alojados estuvimos en la casa que renta en la localidad costera, tomando la carretera hacia Caleta Buena. Supimos que es entendido en el submarinismo, y pusimos sobre todo atención a su dominio de las artes haliéuticas: ¡la pesca!
Tecnología digital mediante, nos trajimos hasta el blog sus capturas de petos, agujas de abanico y hasta casteros, todo desde un bote de remos corriente. Verdad es que se trata de pesquerías a cordel, usando carnada viva, nos dice el Sr. Sarría Fish, capturas destinadas a consumo, pero la potencialidad de una práctica deportiva de tales trofeos, a corta distancia de la costa, la estamos viendo venir. Solo hace falta un pequeño ajuste y es que surja la posibilidad de que algunos pescadores puedan ejercer en privado la pesca como oferta turística, dando sitio a una actividad de trabajo por cuenta propia de real valor agregado y utilidad para el país.
No cualquiera ni de cualquier modo, atiéndase, porque aparece por ahí algún alarmista que interpreta el criterio de manera festinada. Pero pescadores con probada calificación, en base a embarcaciones que cumplan estándares elementales de seguridad y confort, y antecedida la oferta de un estudio de factibilidad económica y de resultados de captura, por temporadas... entonces sí.
Hay por el archipiélago unos cuántos que han hecho su vida sobre el agua y los entiendo suficientemente profesionales, experimentados, honestos, para adentrarse en el delicado negocio de la hospitalidad. Algunos son guías de pesca cuya vida laboral está contando sus últimos salarios...  Quienes tienen noción del valor de la pesca recreativa como producto turístico saben que tales individuos, algunos de ellos con títulos universitarios y sorprendente dominio idiomático ―en pesca no, en pesca son sencillamente sabios―, tendrían que ser en un planeta lógico los maestros de los que vendrían detrás para aprovechar el recurso natural que es fuente de un privilegiado producto turístico. Y ser los directivos de las agencias receptivas, jefes de flotas, asesores de los tomadores de decisiones, de la publicidad, de la compra de material logístico adecuado, de los requerimientos particulares que clientes tan específicos como los aficionados a la pesca tienen respecto al alojamiento, la alimentación, el transporte y todo tipo de servicios anexos al elemento principal, que es la pesca.
Lo otro es dejar la cuestión en manos foráneas, mejor si las manos son pocas.
Por lo pronto, Alcides, como cualquiera que respira el salitre en un archipiélago donde el mar está siempre al alcance de la mano, tiene peces para mostrar que harían a unos cuantos aficionados tomar un avión en Montreal, New York, Miami, Londres, Madrid... ¡Moscú!, ¡Pekín!





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