EL TORNEO DEL CASTERO
(3)
La última corrida de blues del milenio
Hubo
cuatro pruebas de pesca: martes 12, miércoles 13, viernes 15 y sábado 16 de
septiembre del año 2000. Los jueves cae receso en los torneos de la Marina
Hemingway; los visitantes agradecen ese respiro, que les permite echar una
mirada al país. Durante los días de pesca se permanece a bordo de nueve de la
mañana a seis de la tarde ―salvo el último, que concluye a las 14:00 horas―,
siguiendo los hileros de la corriente del Golfo, buscando el pez que sube a la
superficie en esos días nublados y calurosos, con frecuentes turbonadas y
chubascos vespertinos.
El
primer día de pesca es de reconocimiento para casi todos. Se inició el conteo
con un reporte que llegó a las 13:21, un blue
marlin marcado y liberado a bordo del Francesca
III. Ganaban así el premio a la captura inaugural y 450 puntos, de los
cuales corresponden 400 a la acción de soltar el pez y 50 al marcado. Otros
peces de pico valen 300 puntos por la suelta y 50 por la implantación del tag: la aguja blanca (white marlin), la de abanico (sailfish) y la de pico corto (spearfish). En el comienzo de la cita se lograron cinco capturas.
Durante
la pesquería del miércoles, los reportes comienzan más temprano. Treinta y
cinco minutos después de la salida al mar, ya el jurado recibe el primer
reporte. Luego continúan, a cortos intervalos, hasta bien avanzada la tarde,
para sumar 13 peces marcados y liberados en la mejor de las cuatro jornadas del
torneo. Los especialistas notan que la proporción de agujas blancas se comporta
inusualmente alta para esa época del año. "Siempre hay algo nuevo en la
naturaleza", sentencia el biólogo José Fernández Milera.
Al
cierre de ese día están selladas las principales posiciones del concurso,
aunque esto no será confirmado hasta el sábado. Francesca III logró en dos días los 1300 puntos que le dieron la
victoria; Katie M completó en igual
tiempo los 1250 de su segundo puesto. El tercero aún tendría que definirse
entre el Witch Doctor y el Lady Suzanne, que estaban entonces
igualados a 800 unidades. Lo lograría el segundo, con el marcado y liberación
de un castero que lo hizo ascender a la misma posición del Katie M, pero más tarde.
Después
de lograrse el viernes seis capturas, la última jornada del torneo transcurrió
con sólo dos reportes fallidos. El Sherry
D, que tenía 450 puntos en pizarra, reportó la suelta de un castero a las
11:25 de la mañana del sábado. Horas más tarde comunicó por radio que tenía
otro. Pero recaló en la Marina 26 minutos después de la hora final de entrada,
lo cual es motivo de descalificación.
El
balance final fue de 17 casteros, ocho agujas blancas (30,7 %) y una aguja de
abanico; todos liberados vivos y sólo dos sin marcar. Del total de capturas, 18
tuvieron lugar en la cuadrícula marcada con la letra F en la carta náutica
oficial del torneo: una zona próxima a
la denominada "Milla Hemingway" por los pescadores locales,
ubicada a la altura del tramo costero entre el castillo del Morro y Cojímar.
El
Francesca III había logrado en mayo
de este año el tercer lugar del Torneo Hemingway. Ahora ascendió al primer
lugar del 19 Torneo Internacional de la pesca del Blue Marlin. Juan F. Raffo abrió la cuenta de puntos con el primer
castero de la cita; tres horas más tarde tocó el turno de marcar y soltar a su
compañero de equipo Héctor León, y a última hora del miércoles soltó el suyo,
sin tag, Leónidas Luján.
En
la fiesta de entrega de premios, celebrada en el hotel El Viejo y el Mar, reconocieron la ayuda profesional brindada por
la Federación Cubana de Pesca Deportiva en el control técnico del torneo.
Trofeos y medallas fueron entregados a los equipos campeones. Los peces, para
suerte suya, no estaban invitados a
la cena. "No marlin
on the menu", pide un lema de The Billfish
Foundation.
¿Se acabó el Castero?
El
martes 4 de septiembre de 2001 salieron al mar 42 pescadores de Estados Unidos,
Reino Unido, Francia y Cuba para lidiar otra vez por el premio del Blue Marlin.
Hay una regla que se aplica en los concursos de pesca en la modalidad de marcar
y soltar: en caso de empate gana el primero que pone el tag y libera. Por eso
cada equipo informa por radio la hora de su captura, que luego se confirma en
documentos y en las fotos digitales que presentan al jurado. Así ganan el
vigésimo torneo del Castero los pescadores del yate norteamericano J. Hook.
En
2003 acaban los datos y no hay seguridad en cuanto a la continuidad de este
excelente torneo. Este año, ocho barcos norteamericanos y uno cubano marcan y
liberan 21 peces de pico, sueltan dos sin marcar, desembarcan dos y uno es
descalificado. Veinticinco capturas con nueve barcos, nada mal. Hacia finales
de 2014, en que esta memoria se ha estado redactando, se hace una llamada al
Club Náutico Internacional Hemingway (CNIH), que ha sido anfitrión de los
torneos de pesca de la Marina Hemingway por dos décadas, pero quién podría
tener la información considera en tono dubitativo que, a su idea, hace más de
diez años el “Blue Marlin” no ha sido efectuado.
Los
dos mandatos consecutivos de George W. Bush (2001-2008) serán clarificados por
los historiadores, si no es que ya lo han hecho, como el período más agudo en
las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Viajar a Cuba o enviar remesas era
realmente un delito para este individuo. A ese período corresponde la ausencia
de información sobre el segundo más importante torneo de pesca realizado en
Cuba en el último medio siglo. De manera razonable los organizadores centraron
su labor en el sostenimiento del torneo Hemingway,
cuyo apelativo de clásico se ha justificado plenamente por más de seis décadas.
De los intentos que se habrán hecho para reanimar el certamen del Castero,
queda todavía al menos una convocatoria al “22nd International Blue Marlin Fishing Tournament” (13),
realizada por el CNIH en 2004.
Un
año antes, en la apertura del XXI Torneo
Internacional de la Pesca del Castero (Blue Marlin), el comodoro Díaz
Escrich, comentaba que los pescadores aficionados norteamericanos "han
sido capaces, valientes y amistosos" al asistir a este torneo cubano, que
gracias a esta actitud seguirá existiendo "a pesar de las tormentas
naturales o políticas". El lenguaje no podía ser más evidente. Era el
lunes 8 de septiembre de 2003 y la competencia se extendería hasta el sábado.
El
día inaugural de esta cita se pensó que este sería un certamen pequeño y lo
fue, aunque solo en cuanto a la cifra de equipos participantes. Nueve
embarcaciones es tal vez una de las inscripciones más pequeñas de un torneo de
agujas, sobre todo después que la introducción del T&R disparó el interés
de los pescadores foráneos en esta cita ya histórica. De cualquier manera, hubo
otra cara de la moneda: el torneo del Castero de 2003 tuvo captura: cada barco
volvió a la marina al menos una vez con su estandarte blanco con el pez
dibujado en azul izado en el outrigger.
Alguna tripulación lo hizo tantas veces que finalmente ganó, y hasta alguno lo
repitió casi igual y no ganó.
Los
resultados estadísticos parecen indicar que la flota pasó la primera jornada en
exploración de las aguas cubanas. Ni siquiera veteranos de estas aguas como los
locales del Costa Azul, o los tantas veces repitentes Strike Force y Colonel,
pudieron hacer otra cosa ese primer día que navegar gozando de la brisa y del
paisaje de la costa cubana. Las dos
pruebas intermedias tuvieron la intensidad de un buen partido de voleibol de
playa. Suponga usted que la net del juego fuera el jueves de receso en el
programa y tendrá a cada lado un miércoles y un viernes de competencia, con la
puja por el liderazgo saltando de un lado a otro según se sucedían los reportes
a cada hora de competencia.
El
True Player fue el primero en
sentirse aspirante al título, cuando a las 15:17 del miércoles liberó su
segunda pieza del día. Estaba aún a 50 puntos por debajo del Eva Marie, que tenía 900 con dos
marcajes y sueltas, pero esa diferencia no significaba demasiado cuando aún
quedaba casi tres horas para competir en esa jornada. El Eva Marie no había vuelto a reportar y durante casi una hora y
media casi llegó a parecer que no sucedería nada más por esta tarde, pero a las
16:44 el Erica hizo un segundo
reporte y se emparejó al Eva Marie:
había que luchar con dos.
La
tercera jornada llegó después del día de asueto, con las aguas nutridas de
fauces voraces desde bien temprano. El primer reporte llegó a menos de una hora
de salir la flota de puerto, pero la verdadera lucha comenzó cuando a las 10:44
de la mañana desde el puente de mando del Erica
el capitán comunicó a la torre de control de la Marina que tenían ya un pez.
Los primeros que pudieron hacer algo a continuación fueron el Cuda y el Colonel, sumados al mediodía a la cola de los aspirantes a puesto,
de la cual formaban parte ya cinco equipos. Entre las tres y las cuatro de la
tarde se armó un zafarrancho en la Corriente del Golfo. Entre los que luchaban
por aproximarse al podio, el Eva Marie
marcó y soltó antes, pero luego llegó el Erica
a reforzarse con su cuarto pez y ya la lucha era por un segundo lugar, o un
tercero. El Cuda y el True Player empataron a tres, siempre
con el déficit de 50 puntos que cargaba el último por no haber podido marcar.
Sábado.
Última jornada; horario recortado a cinco horas. Los veteranos del Colonel aprovecharon el horario del
repunte de la picada e inevitablemente dirigieron la proa hacia los hileros más
probables. Durante la hora previa al mediodía se han hecho numerosos reportes,
y entre la una y media y cuatro de la tarde. A las 11:30 marca el Colonel, con lo cual pasa al escalafón
de premiados, con igual puntaje que el Cuda,
que los precede por tiempo. Tan sólo 10 minutos después el Erica remata su labor con su quinto pez; el equipo de abordo lo
integra el propietario, James Robert
Bottn; Capt. Phillip Thompson, patron, y los pescadores Aaron J. Barry y
Alfredo Planas Quintana, cubano. En lo poco que queda de tiempo de competencia
vuelve a escucharse el reporte del Colonel,
que va a quedarse con el segundo puesto.
De
manera general, la acción de pesca se concentró en dos períodos bien
diferenciados de cada jornada: uno de una hora y media a partir de las 11 am y
otro posterior a la 1.30 pm hasta las 4 de la tarde. Ambos con saldo final de 9
peces en el balance de las cuatro jornadas de pesca. Es decir, que un total de
18 peces fueron cobrados en un período de cuatro horas, mientras las restantes
6 capturas se reportaron durante las restantes cinco horas de competencia: tres
de 9 a 11; uno de 12.30 a 1.30, y dos de 4.00 a 6.00. Una captura,
descalificada, quedó fuera del registro.
El
True Player tuvo la oportunidad de
colgarse las medallas del tercer puesto y librarse así del pesado fardo de los
50 puntos que no pudieron sumar por el castero que dejaron ir sin la marca,
pero llegaron 13 minutos después de la hora al puerto y recibieron la
penalización correspondiente, que consiste en perder la puntuación del día.
Hubieran sido 1750 puntos, pero al Cuda
le bastó con 1350: tres peces marcados y liberados; esta puntuación lo empata
con el Strike Force, pero este queda
en posición inferior por la regla de tiempo.
De
toda la flota, el Recovery fue tal
vez el más afortunado, pues a las dos horas y minutos de iniciado el torneo
tenía a bordo un pez que iba a distinguirlos por partida doble: primera captura
y record de especie. El pez fue declarado como un black marlin, castero negro en español, lo que puso una nota de
desconcierto, pues en la literatura científica más a la mano la especie no
había sido hallada como parte de la ictiofauna pelágico oceánica
correspondiente al área. de acuerdo con las reglas, era permitido capturar y
llevar a pesaje un pez de pico, si se tratara de un posible récord nacional o
internacional, o fuera un animal sin posibilidad de salvación.
El
castero del Recovery, capturado por
Mark Orofino, pesó 232 libras y midió 101 pulgadas de largo estándar, con lo
que sobrepasaba las 86 pulgadas exigidas como mínimo por The Billfish
Foundation. Hasta aquí, el pescador tenía acceso a 100 puntos, más la condición
de récord llevó un examen adicional. El reglamento de este torneo establecía,
en 2003, que si el pez llevado al pesaje era efectivamente un récord, el jurado
otorgaría los puntos correspondientes a un release,
es decir, 400 puntos. A manera de guía, el reglamento mencionaba un grupo de
marcas previas, de discutible exactitud (14); como récord nacional y del
torneo del Castero debió hacerse mención de la pieza de 569 libras (Phillip
Caputto, 1979); la marca de 119,5 libras a la que se referían corresponde
a una aguja blanca (Jorge García Díaz,
1977). Por otra parte, se daban como vacantes las marcas de aguja de abanico
(Sailfish) ―de la cual se había dado el poco frecuente caso de que en 1982 una
pieza de 70,4 libras recibiera el premio a la pieza mayor del Hemingway
Nacional―, y de aguja del Pacífico
(Spearfish), un ejemplar de cuya especie, de 53 libras y media de peso, había
entrado en los registros del mismo certamen en 1989, sin que fuera el único
caso, datos que habrían debido conocer los federativos. La única marca válida,
de las mencionadas en las reglas del Castero en 2003, es la de dorado
(Dolphing), que es de 67 libras nacional y para el torneo Hemingway, no del
evento de verano.
En
aquellos precisos momentos, la única fuente de consulta de autoridad científica
que pudo ser alegada es la Sinopsis de
los peces marinos de Cuba del Dr. Darío Guitart Manday, y en esta solo tienen
cabida cuatro especies (15):
Aguja
de abanico o peje prieto (Istiophorus
platypterus)
Castero,
Aguja de casta (Makaira nigricans)
Aguja
blanca, aguja de paladar (Tetrapturus
albidus)
Aguja
del Pacífico (Tetrapturus pfluegeri)
El
hecho de que la especie a la que se suponía pertenecía el pez cobrado por
Orofino no apareciera entre las que el reglamento menciona como aptas para
premio, no es una real limitan, en un examen bien intencionado. La cuestión, ya
señalada, es la carencia de una referencia bibliográfica que permitiera
sustentar el récord, o en su defecto el examen del pez por un biólogo, que no
fue el caso. El jurado, integrado por
directivos de la Federación Cubana de Pesca Deportiva, aceptó la validez del
castero que desembarcó el Recovery, otorgándole
la puntuación máxima que establece el reglamento del certamen.
El
anuario de records mundiales de la International Game Fish Association (16),
describe el black marlin, al que la
ciencia ictiológica otorga el nombre de Makaira
indica. Es probable que la castellanización del nombre común, castero
negro, se haya empleado alguna vez para describir un pez de coloración muy
oscura, pero la especie de la que en propiedad se trata es frecuente en los
océanos Indico y Pacífico; sólo unos pocos doblan el Cabo de Buena Esperanza
para sumergirse en el Océano Atlántico y la fuente que usamos señala que
algunos cruzan el océano desde allí, viajando en dirección suroeste tan lejos
como Río de Janeiro, Brasil, o en dirección noroeste hasta las costas atlánticas
de las Antillas Menores. "Tales excursiones son, sin embargo, consideradas
excepcionales", precisa el anuario en la página 301.
"Él
puede ser rápida y positivamente identificado debido a que es la única especie
de aguja (marlin) cuyas rígidas
aletas pectorales no pueden ser plegadas sobre el cuerpo sin romper las
articulaciones", se lee en la ficha del black marlin en el anuario. Ese
argumento, podemos recordar, fue empleado por alguien en aquella controversia:
“Las aletas pectorales no se plegaban hasta el cuerpo”. Asimismo decían que era
un animal extraordinariamente flaco, muestra de un gasto de energía muy grande,
que si hubiera estado en su peso habría pasado de 350 libras.
Sería
una obra del propio Guitart, de menor conocimiento público, la que nos daría la
respuesta, bastantes años después de que esta duda surgiera. El destacado
ictiólogo cubano había tenido oportunidad de comprobar mediante estudios
directos la ictiofauna pelágico-oceánica de la zona donde se llevaban a cabo
estos certámenes, a partir de la información registrada por tres años, de 1971
a 1973, por una cooperativa de pesca del río Almendares, cuya técnica de pesca
era el palangre. De este modo, no solo verificó la abundancia relativa de
agujas y casteros en la región noroccidental del archipiélago, sino determinó
la presencia minoritaria de otras especies, aparte de las más comunes, como
otro tipo de castero, Makaira indica,
y de la aguja del Pacífico, Tetrapturus
pfluegeri. El reporte científico que corrobora esta notable excepción se
titula “Las pesquerías pelágico-oceánicas de corto radio de acción en la región
noroccidental de Cuba”, por Darío Guitart Manday, publicado en el número 31 de
la Serie Oceanológica, de la Academia
de Ciencias de Cuba, en el año de 1975.
La
ceremonia de premiación, en la noche del sábado 13 de septiembre de 2003, tuvo la impronta de las
despedidas. Al competidor Richard Dick Mandt, del Colonel, le agasajaron como huésped distinguido de Marina Hemingway
y a Patrick Faulkner (Strike Force),
como competidor más repitente en este torneo. Los premios fueron obras de
artesanía de logrado valor artístico y regalos de los patrocinadores. La gran
competencia del verano pudiera tener un buen momento, ahora que aires menos
turbulentos soplan sobre el estrecho de la Florida, y no precisamente de un
frente frío.
La
Habana, 24 de diciembre de 2014.
NOTAS.-
1-
Cálculos realizados por el autor, para el libro en proceso editorial El torneo cubano de Ernest Hemingway. En
igual sentido es apreciable la información brindada por el biólogo José
Fernández Milera, en una plenaria de pesca deportiva realizada el 13 de
septiembre de 1997 en el Club Náutico Internacional Hemingway, según la cual en
35 torneos nacionales Hemingway se habían capturado 758 agujas blancas, 145
agujas de abanico y 42 agujas de casta, cuyo cálculo porcentual muestra
levemente más deprimida la presencia de casteros en los certámenes, respecto a
nuestro dato, calculado con cinco años menos.
2-
Ver tomo IV, página 676, 1978.
3-
Guitart Manday, Darío: “Las pesquerías pelágico-oceánicas de corto radio de
acción en la región noroccidental de Cuba”. Por Darío Guitart Manday. Academia
de Ciencias de Cuba. Serie Oceanológica,
No. 31, La Habana, 1975.
4-
Carta remitida a Guitart por Manuel García Caneiro, director del Centro de
Investigaciones Turísticas, el 11 de enero de 1979.
5-
Al “Hemingway” asistieron en mayo de ese año 112 norteamericanos, según el
reportaje “Un saldo
positivo en tres jornadas”, que Jesús Abascal publica en Resumen Semanal de Granma, el 4 de junio de 1978.
6- Jesús
Abascal: “Un nuevo éxito de la pesca deportiva”, Granma. Resumen Semanal, La Habana, 10 de septiembre de 1978,
página 7.
7-
“IGFA Saltwater Fly Rod World Records”. 1985 World Record Game
Fishes, Fort
Lauderdale, 1985, página 178.
8-
Abascal López, Jesús.
“Torneo Turístico del Castero. Un nuevo evento de pesca deportiva”. Mar y
Pesca, La Habana, No. 158, noviembre de 1978, páginas 20-23.
9- International
Game Fish Association (IGFA), 2010 World
Record Game Fishes. Florida, USA, 2010.
10-
Jesús Abascal López:
Torneo Turístico Internacional del Castero. Marina Barlovento:
Punto de partida. Granma. Resumen Semanal, La Habana, 26 de agosto de 1979, página 9.
11-
Abascal, “Marina
Barlovento...”, Granma. Resumen Semanal,
La Habana, 26 de agosto de 1979, página 9.
12- Bonilla
Alcántara: “Pescadores deportivos del río Almendares. Varas afiladas”, Mar y Pesca, La Habana, No. 292, enero
de 1990, pp. 16-17.
13-
http://www.allatsea.net/caribbean/tag/blue-marlin/
14-
Se mencionaban las siguientes:
Blue
marlin 580 libras; nacional 647 lb.
Blue
marlin del torneo vacante. Nacional 119.5 lb, sedal de 50 lb.
Sailfish
vacante, mínimo 80 lb.
Spearfish
vacante mínimo 45 lb.
Dolphing,
que es de 67 libras..
15-
Guitart, Sinopsis, tomo IV, páginas
674-678.
16-
2003 World Record Game Fishes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario